Armando entra con la espalda encorvada. Me guiña un ojo y sonríe. – ¡Rosalía! mesa 1, nuestros niños. Mesas 3 y 4, los de siempre. Mesa 2, cinco nuevos – dice con voz potente. Rosalía cierra los ojos. Se sienta despacio. – Oído Armando – grita de repente. – Rosalía, ¿sabes que hoy el rape…
